Política -
Jornadas en Vitoria
Uriarte: 'Nuestra atención a las víctimas de ETA fue deficitaria y sobre todo tardía'
El obispo emérito de Donostia-San Sebastián ha asegurado que el interés por las víctimas "creció exponencialmente cuando algunos descubrieron el capital político que encerraban".
Agencias | Redacción
Euskaraz irakurri: Uriarte: 'ETAren biktimak berandu artatu genituen'
El obispo emérito de Donostia-San Sebastián, Juan María Uriarte, ha reconocido que durante años la sensibilidad y movilización de la Iglesia vasca ante el "descomunal traumatismo" de las víctimas de ETA fue "deficitaria" y "sobre todo tardía", estuvo "por debajo de los requerimientos del Evangelio".
Así se ha manifestado Uriarte en la clausura de las jornadas que bajo el título 'La Iglesia ante la violencia de ETA' ha organizado en Vitoria-Gasteiz la pastoral universitaria en colaboración con la Universidad del País Vasco.
El que fuera obispo de Donostia-San Sebastián entre 2000 y 2010 ha asegurado que la atención a las víctimas del terrorismo y a su dolor debería haber sido "más temprano, intenso y efectivo" por parte de la Iglesia.
Aunque ha reconocido que los obispos mostraron su "sincero dolor y sintonía con los asesinados y sus familiares" en todas las condenas de actos terroristas que hicieron ha añadido que hoy ese gesto le "parece excesivamente escueto". "Debíamos haber sido los primeros por sensibilidad evangélica", ha resumido.
Sin embargo ha añadido que ese "despertar fue tardío" en toda la sociedad española y vasca. "Nadie estuvo a la altura" y ha asegurado que el interés por las víctimas "creció exponencialmente cuando algunos descubrieron el capital político que encerraban".
Uriarte ha reconocido otros puntos "mejorables" en la actitud de la Iglesia como el de hacer frente al "miedo" que en ciertas zonas de Euskadi paralizó la libertad de ciudadanos contrarios a ETA y los efectos "nefastos" de una ideología "cerrada" en la que fue "adoctrinada una parte" de la juventud vasca.
Finalmente ha indicado que ahora es tiempo de reconciliación y que la Iglesia trabaja para ello, pero manteniendo fiel memoria de lo ocurrido, que no debió ocurrir, para que no vuelva a suceder.