Sociedad -
Tras el congreso del Papa
Los colegios católicos crean un protocolo de actuación ante casos de abusos
Escuelas Católicas, que integra a más de 100 centros en la CAV y a una cuarentena en Navarra, aboga por comunicar con urgencia la denuncia y a abrir una investigación interna, entre otros pasos.
Agencias | Redacción
Euskaraz irakurri: Eskola katolikoek abusuen aurrean jarraitu beharreko protokoloa egin dute
Escuelas Católicas, que integra a 2.000 centros educativos en el Estado español (unos 130 en Euskadi y una cuarentena en Navarra), ha elaborado un protocolo de actuación ante posibles casos de abusos a menores en centros escolares o instituciones religiosas, con el objetivo de proteger a los alumnos menores de edad de una situación de abuso o maltrato.
Según ha explicado este lunes a EFE el secretario general adjunto de Escuelas Católicas, Luis Centeno, la elaboración de este decálogo de actuación —que se ha enviado a los directores de todos los centros educativos dependientes de esta organización—, surge del congreso antipederastia realizado en febrero en el Vaticano.
"Una vez pasado el encuentro y a la espera de que la Conferencia Episcopal Española saque un documento más amplio, nos hemos visto en la obligación y conveniencia de editar este protocolo que resume los pasos que nosotros venimos aconsejando desde 2016 a nuestros directores", explica Centeno.
Este decálogo insta a aquellas personas que hayan observado indicios o hayan recibido una denuncia (tanto de hechos actuales como pasados) a comunicarlo "lo antes posible (preferiblemente antes de 24 horas) a sus superiores".
Recomienda una investigación interna para realizar un análisis de las acusaciones realizadas, su alcance y consecuencias, respetando la voluntad de las posibles víctimas y el derecho de presunción de inocencia.
Si se tiene constancia de un daño a un menor, se deberá informar directamente a la Fiscalía y, si no fuera posible, a los diferentes cuerpos policiales. En el caso de que sea un religioso o sacerdote, se informará también a la jerarquía eclesiástica de acuerdo con las normas canónicas.
Insta a la creación de un Comité de Crisis que ante un caso de abusos se reforzará con las personas como el director del centro, el superior provincial o delegado, el director o coordinador general de fundaciones, el obispo o un vicario, un abogado y un experto o técnico, como por ejemplo un orientador o psicólogo.
Cómo actuar con la víctima o el agresor
En cuanto a la víctima, el protocolo indica que una persona con autoridad moral deberá hablar con ella y con su familia, se asegurará de que ésta no corre peligro inmediato y se averiguará su estado físico y emocional, poniendo a su disposición la que precise.
"Le mostrará en todo momento comprensión, no juzgará, ni pedirá detalles morbosos. Es importante que la víctima se sienta creída y protegida, independientemente de que una ulterior investigación confirme o desmienta lo denunciado", destaca.
Si el presunto agresor está en contacto con menores, el centro deberá alejarlo de ellos temporalmente (independientemente de cuándo se produjeron los hechos denunciados, de la edad del denunciado o del cargo que ocupe en ese momento).
"De poco valen las palabras si no van acompañadas de acciones que las avalan y les dan credibilidad. Aún en el caso de que el acusado haya fallecido o el delito haya prescrito hay que tener en cuenta que las víctimas merecen el reconocimiento de su dolor", señala.
Del mismo modo, se debe atender a los acusados, tanto si se confirma la acusación como si no.
El protocolo insta a comunicar los hechos y pedir públicamente perdón a la víctima y su familia y recomienda asesorarse con organizaciones de la infancia especializadas en estos casos como Unicef, Save The Children, o la Fundación ANAR.