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Estudio
Investigadores de la UPV-EHU estudian tormentas de siete meses de duración en Saturno
La revista 'Nature Astronomy' ha publicado un estudio, realizado por científicos del Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV-EHU, que aborda el comportamiento de las tormentas en ese planeta.
EiTB.EUS
Euskaraz irakurri: Saturnoko zazpi hilabetera arteko ekaitzak ikertu ditu EHUko talde batek
Varios investigadores del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) han publicado un estudio, en la revista científica Nature Astronomy, sobre múltiples tormentas polares registradas en el polo norte del planeta Saturno; los científicos han llegado a investigar tormentas de hasta siete meses de duración, según ha informado la UPV-EHU en una nota.
El artículo, que lleva por título 'A complex storm system in Saturn’s north polar atmosphere in 2018', ha sido realizado por un grupo de científicos dirigido por el profesor Agustín Sánchez Lavega y formado por Jon Legarreta, Ricardo Hueso, Teresa del Río Gaztelurrutia y Santiago Pérez, que han contado, además, con la colaboración de un numeroso grupo de científicos de diversas nacionalidades.
Según informa la UPV-EHU, fue un astrónomo aficionado brasileño quien, el 29 de marzo de 2018, capturó con su telescopio una mancha blanca brillante en el disco del planeta Saturno, cerca de su polo norte. A los pocos días la mancha creció en tamaño, alcanzando unos 4.000 km de longitud convirtiéndose en el detalle más destacable en el disco del planeta de los anillos. Unos dos meses más tarde apareció una segunda mancha, más hacia el norte del planeta, y en los meses siguientes de forma secuencial, una tercera y una cuarta mancha, estas ya mucho más cerca de la región polar, al borde del famoso hexágono de Saturno, algo nunca antes observado.
Las manchas se desplazaron durante todos estos meses a diferente velocidad arrastradas por los vientos atmosféricos que soplan en Saturno como corrientes en chorro hacia el Este y Oeste y cuya intensidad depende de la latitud. Mientras que la primera mancha, situada más al sur lo hacía a unos 220 km/hora hacia el Este, la ubicada más al norte lo hacía a unos 20 km/hora hacia el Oeste. Esto provocó encuentros entre ellas, pasando unas cerca de otras y generando durante su interacción mutua, perturbaciones atmosféricas que se propagaron rodeando toda la región polar de Saturno.
Las características de las manchas sugieren que se trata de tormentas que se desencadenan por convección en las profundas nubes de agua unos 200 km por debajo de las nubes visibles. El gas húmedo y caliente, asciende vigorosamente en la liviana atmósfera de hidrógeno de Saturno y forma densas nubes de amoníaco que son las que vemos al telescopio: "Es la primera vez que vemos tal fenómeno de tormentas múltiples en diferentes latitudes. Hasta la fecha habíamos visto pequeñas tormentas aisladas o bien las gigantes y raras conocidas como Grandes Manchas Blancas", señala Agustín Sánchez Lavega, quien lidera este estudio. Curiosamente, la primera tormenta surgió en el interior de un remolino ciclónico de acuerdo con imágenes previas al descubrimiento obtenidas meses antes de su destrucción por la nave Cassini.
Tormentas de larga duración e intensidad
De acuerdo con los modelos que se han desarrollado para simular estas tormentas, su energía es intermedia entre las pequeñas y las gigantes, pero desconocemos el mecanismo que hace que vayan generándose a diferentes latitudes en el planeta y sobre todo cómo es posible que se mantengan tanto tiempo. En la Tierra, las tormentas de este tipo duran a lo máximo unos días, pero en Saturno, la primera de todas las manchas estuvo activa más de siete meses", indica Sánchez Lavega. Además, las nuevas tormentas al igual que las Grandes Manchas Blancas han sido observadas solo en el hemisferio norte (nunca se han visto en el sur) y parecen haber seguido su ritmo de formación de una cada 30 o 60 años.
Saturno, al igual que otros planetas con atmósfera, es un laboratorio natural en donde podemos estudiar los fenómenos meteorológicos que acontecen en nuestro planeta y poner a prueba, bajo condiciones extremas, los modelos que se emplean para explicarlos y predecirlos.
El estudio ha sido realizado en una amplia colaboración internacional, que ha involucrado desde la misión espacial Cassini que estuvo en órbita del planeta hasta septiembre 2017, el Telescopio Espacial Hubble, la cámara PlanetCam de la UPV/EHU instalada en el Observatorio de Calar Alto y toda una red de observadores amateurs que han aportado las imágenes que han permitido seguir día a día la evolución del fenómeno.