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CORONAVIRUS
Psicólogos proponen rituales para el luto de niños que pierden seres queridos
El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha elaborado una guía de recomendaciones para ayudar a niños y adolescentes a afrontar el duelo por la muerte de un ser querido.
AGENCIAS | REDACCIÓN
Euskaraz irakurri: Psikologoek errituak proposatu dituzte hurbileko pertsonak galdu dituzten haurrentzat
Escribir una carta con anécdotas, crear una caja de recuerdos o hacer que un rincón de la casa se constituya en un homenaje al ser querido fallecido en el que se puedan colocar dibujos, fotos, flores o velas son algunos de los rituales que proponen los psicólogos para ayudar a los niños a llevar el duelo por la pérdida de un familiar por el COVID-19 y del que no se han podido despedir.
El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha elaborado una guía de recomendaciones para ayudar a niños y adolescentes a afrontar el duelo por la muerte de un ser querido y específicamente en los casos en los que ha muerto por coronavirus y no han podido darle su último adiós.
El grupo de expertos que ha elaborado este trabajo señala que ante los sentimientos de culpa que puede generar el no haber podido acompañar a la persona fallecida en sus momentos finales hay que explicar a los menores que las limitaciones impuestas por la crisis sanitaria exceden de la responsabilidad individual.
Proponen para aliviar ese dolor una serie de acciones como escribir un diario de la persona querida que recoja aspectos de su carácter, anécdotas, aficiones y momentos especiales vividos con ella, poner una planta en el domicilio en su honor, escribirle una poseía o una canción, o una suelta de globos con mensajes, por ejemplo.
Explican que hay que hacer partícipes a los menores del duelo familiar, porque es erróneo pensar que los niños son emocionalmente frágiles y que hablar con ellos sobre temas dolorosos les va a desequilibrar.
Sostienen que dar seguridad al niño y al adolescente en estas circunstancias "no es tapar el sufrimiento, sino acompañarlos en este proceso" y que el objetivo de los padres debe ser que sus hijos entiendan que la muerte es "permanente, que no existe vuelta atrás".
Por ello desaconsejan la utilización de expresiones como "se fue", "está en otro lugar", "se ha ido" o "ha subido al cielo", porque deben comprender que la persona que ha fallecido "nunca más va a volver" porque todas las personas van a morir algún día, algo que hay que hacer entender a los niños "sin que les genere angustia".
La guía propone que la noticia de la muerte de un allegado se dé a los menores por una persona "querida y cercana" y que lo mejor es que lo haga lo antes posible, preferiblemente de manera inmediata, en un entorno "íntimo" donde los niños puedan expresar sus emociones y de forma que perciban que van a sufrir el menor número posible de cambios en sus vidas.
Además, consideran que no es bueno ocultar al niño el dolor que provoca la pérdida, ya que no les protege sino que les "impide que desarrollen las habilidades necesarias para enfrentarse a situaciones dolorosas o traumáticas que la vida pondrá en su camino".
Eso sí, plantean que la comunicación en estos casos no se haga con exageración, "sin explosiones emocionales", y en función de la edad y la capacidad cognitiva de los niños, ya que estos son "especialmente vulnerables" ante los procesos de duelo, porque todavía son "seres en construcción".