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Drogadicción

Dependiente y culpable: querer recuperarse de una adicción en un sistema patriarcal

Una investigación impulsada por Emakunde concluye que las mujeres drogodependientes tienen muchas más dificultades para acceder a tratamientos de recuperación.

Blíster de pastillas. Foto: Pixabay
Blíster de pastillas
Blíster de pastillas. Foto: Pixabay

Berezi Fernandez | EITB Media

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Euskaraz irakurri: Emakumea, erruduna eta drogazalea: gizonen neurrira sortutako sisteman sendatzea

En noviembre de 2020, Nagore Oroz, Yolanda Cervero y Iosu Martínez elaboraron un estudio —impulsado por Emakunde— en el que analizan los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres a la hora de acceder a tratamientos de adicciones y mantenerse en dichas terapias.

El análisis ha sido llevado a cabo en la CAV, mediante entrevistas a 127 mujeres adultas adictas a algún tipo de droga y a 96 profesionales del sector. Los resultados de la investigación concluyen que "las mujeres, en general, siguen consumiendo de manera oculta, aislada e invisibilizada por un entorno que las ignora y oculta la situación que estas mujeres viven".

Iragartze Garai, psicóloga clínica de la Fundación Etorkintza, explica que en el caso de las adolescentes "en general, hacen menos ruido en los entornos familiares y escolares" y que "no suelen dejar de lado sus obligaciones". En consecuencia, según afirma la psicóloga en una entrevista concedida a EITB Media, es más difícil identificar un problema de adicción en mujeres jóvenes y "la detección suele ser muy tardía".

La culpa y la vergüenza: las dos emociones que más se repiten

De entre las emociones que las mujeres entrevistadas han sentido antes de acceder al tratamiento, la culpa es la que prevalece. Las y los profesionales coinciden y añaden a la lista los sentimientos de vergüenza y ansiedad.

El informe de Emakunde explica que la vergüenza es una emoción muy paralizadora y que puede ser una de las razones por las que "las mujeres llegan en menor medida" a los tratamientos. En esta misma línea, las investigadoras afirman que "puede estar influyendo el hecho de no sentirse identificadas con los recursos", idea que comentaron muchas de ellas en los grupos de discusión del estudio.

En lo que a la culpa se refiere, es una emoción especialmente presente en los casos de las mujeres que no acaban los tratamientos. Y es que, al preguntarles si sienten que algunas de sus necesidades no están cubiertas, más de la mitad (60 %) no sabe responder a la cuestión. Según Cervero, Martínez y Oroz, "esto puede ser un indicador de que no se plantean sus necesidades y/o no las detectan, se diluye el hecho de que puedan ser agentes de derecho". Además, cuando las adictas dejan la terapia, ponen "la responsabilidad en ellas mismas en vez de cuestionar el propio sistema y sus derechos, asumiendo como suya la culpa de querer abandonar".

En este sentido, Iragartze Garai asegura que las adictas tienen "grandes cargas emocionales" y suelen estar a cargo del cuidado de sus hijas e hijos o de personas mayores. En el caso de las adolescentes y las mujeres jóvenes, desde Etorkintza ven que las usuarias se sienten especialmente vulnerables "porque son juzgadas de forma más severa por la sociedad" y eso les generas "un gran complejo de inferioridad".

La maternidad también juega un papel clave en los procesos de acceso a terapia y recuperación de las adictas. Garai asegura que muchas "buscan ser madres siendo muy jóvenes porque ven en la maternidad una especie de tabla de salvación". Pero la realidad dista mucho de esa percepción, ya que, según explica la psicóloga, "cuando son madres los problemas tienden a multiplicarse". En el caso de las usuarias adultas, en cambio, la maternidad es otro de los factores que les hace sentirse culpables e insuficientes, ya que sienten que están fallando a sus hijas o hijos.

Marcos patriarcales y falta de perspectiva de género

Según el estudio, la mitad de las mujeres drogodependientes que acceden al apoyo de profesionales manifiestan haber sentido deseos de abandonar el tratamiento y una de las razones que exponen tiene que ver con la convivencia en un grupo principalmente masculino.

Sin embargo, preguntadas por la idoneidad del tratamiento que están recibiendo, las usuarias creen que los tratamientos sí son adecuados para ellas, sorprendiéndose muchas de ellas con la propia pregunta. Responden algunas que "son adecuados para todas las personas", sin diferenciar a hombres y mujeres.

Cervero, Martínez y Oroz pueden explicar esta contradicción indicando que esa respuesta "evidencia el poco cuestionamiento que existe en general en los diseños de los programas de tratamientos y que el marco interpretativo sigue siendo el androcéntrico, donde impera la realidad masculina como si fuera la realidad normativa".

En esta misma línea, Iragartze Garai confirma que las terapias están pensadas para el hombre, de hecho, "la gran mayoría de investigaciones científicas se han hecho con hombres y las evidencias científicas se basan en sus necesidades". Así, la psicóloga determina que "es de vital importancia ofrecer servicios especializados a las mujeres adictas" porque el consumo de estas "ha sido invisibilizado" durante mucho tiempo.

Para concluir, Garai recalca que las mujeres "tienen características concretas, como, por ejemplo, la necesidad de ayuda para gestionar las cargas que soportan" y que las terapias deben adaptarse a estas "para no hacer el juego a esta sociedad machista".

Trabajar la autoestima y las relaciones afectivas

El 70 % del personal sanitario que ha participado en la investigación indica que, además de los problemas con las drogas, en las sesiones se encuentran con situaciones de violencia machista, problemas con las relaciones afectivas, rechazo de la propia imagen y sentimientos de malestar asociados a la maternidad.

En Etorkintza también han detectado la "increíble" influencia que tienen las relaciones sexuales en la recuperación de las adictas. Iragartze Garai explica que, en los casos más graves, "las adictas suelen prostituirse para obtener droga, hecho que agrava la adicción y les genera un gran sufrimiento". Además, muchas de estas mujeres "están en relaciones afectivas tóxicas" o dependientes que alimentan el consumo de drogas y, en muchos casos, les llevan a mantener relaciones sexuales sin preservativo.

Profesionales del sector coinciden en que para hacer frente a esas problemáticas, se deben trabajar de forma específica aspectos como las habilidades sociales, la feminidad, los estigmas relacionados con el sexo y el género, la autoestima, la autoimagen y las relaciones familiares.

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