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CORONAVIRUS

¿Estamos en el peor momento hospitalario de la pandemia?

Este es el balance de los datos que ha dejado el coronavirus en la Comunidad Autónoma Vasca desde marzo de 2020. ¿Cómo ha evolucionado la incidencia acumulada por 100 000 habitantes en 14 días y la presión hospitalaria en UCI y planta?.

Personal sanitario en la UCI del Hospital de Basurto. Foto: EFE.
Personal sanitario en la UCI del Hospital de Basurto
Personal sanitario en la UCI del Hospital de Basurto. Foto: EFE.

Naiara Ballesteros | EITB MEDIA

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Dos años de pandemia y seis olas de covid-19 después, ¿estamos en el peor momento hospitalario de la pandemia? Este es el balance del coronavirus en la presión hospitalaria de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV).

Los primeros casos del virus de Wuhan (China) se detectaron el 31 de diciembre, aunque no fue hasta el 7 de enero cuando se identificó el SARS-CoV-2. Esta enfermedad no tardaría en propagarse por el mundo y el 1 de marzo se detectó el primer caso en la CAV. Comenzó entonces la primera ola de la pandemia. El 14 de marzo de 2020 el Gobierno de España decretó el estado de alarma y el confinamiento domiciliario para atajar una situación que rozó el colapso hospitalario a comienzos de abril: 1915 personas hospitalizadas en planta y 233 en las UCIs de Euskadi, el pico más alto de toda la pandemia, y la incidencia acumulada próxima a los 300 casos por 100 000 habitantes en 14 días, aunque la forma de computarla era diferente y el número de positivos no quedaba reflejado por las pocas pruebas diagnósticas realizadas.

Tras la desescalada en mayo y el aumento de las relaciones sociales en verano comenzó la segunda ola con el incremento imparable de positivos en septiembre. La incidencia acumulada llegó a su máximo, 849 casos, a mediados de noviembre. La presión hospitalaria llegó a 662 personas en planta el 15 de noviembre y las UCIs alcanzaron su pico más alto a mediados de noviembre con 146 personas ingresadas en cuidados intensivos. Las medidas para frenar esta segunda ola fueron un segundo estado de alarma, decretado el 25 de octubre, y el cierre perimetral de los municipios y toques de queda en la CAV. Además, la hostelería permaneció cerrada entre noviembre y diciembre. Sin embargo, el año acabaría con la esperanza de un nuevo comienzo: el 27 de diciembre empezaba la vacunación masiva en 50 residencias de Euskadi.  

2021 llegó, como era de esperar, con una tercera ola como consecuencia del incremento de las relaciones sociales en Navidad. La incidencia acumulada pasó de 235 casos a 585 en 20 días, y alcanzó su pico máximo, 668 casos, a comienzos de febrero. La falta de viales ralentizaba la vacunación y la aparición de una variante más contagiosa, la variante británica, volvía a tensionar los hospitales: el 31 de enero había 632 personas en planta y el 11 de febrero se registró el peor dato en UCI de la tercera ola, con 173 pacientes críticos. El 21 de marzo, el 14,2% de la población dianada había sido ya inoculada de una dosis, mientras que el 6% ya disponía de pauta completa. 

Tras las vacaciones de Semana Santa comienza una cuarta ola de contagios, aunque la gravedad de las personas infectadas disminuye gracias a la vacunación.

También disminuyen las restricciones a partir del 9 de mayo tras finalizar el estado de alarma. La incidencia acumulada alcanzó su máximo el 26 de abril, con 546 casos por 100 000 habitantes en 14 días. Mientras, el pico de las UCIs se situó el 2 de mayo en 195 personas hospitalizadas y las personas en planta llegaron el 25 de abril a 568.

El 21 de junio la vacunación alcanzaba al 64,8% de la población con una dosis y al 47,7% con dos.

Así llegamos al verano de 2021 y a una inesperada quinta ola, acompañada de una nueva variante, la delta. A pesar del escudo de la vacunación, todavía había parte de la población, jóvenes en su mayoría, sin vacunar que transmitían el virus y desarrollaban una infección con síntomas más graves. El pico de esta quinta ola en las UCIs se alcanzó el 22 de agosto con 82 personas críticas y 285 en planta. Mientras la incidencia acumulada batió su récord a finales de julio con 873 casos. De nuevo la presión hospitalaria se diferenció de la alta incidencia de la pandemia gracias, entre otros, a la vacunación.

A 21 de octubre, el 91,2% de la población diana estaba vacunada ya con una dosis, y el 90,8% con dos. Además, el 4% había recibido también la dosis de refuerzo.

Noviembre llegó con nombre propio, ómicron, y dio paso a la sexta ola con un aumento muy significativo en la incidencia de infectados, sobre todo en el grupo de menores de entre 5 y 11 años sin vacunar.

Sin embargo, el incremento de hospitalizaciones asociadas a la covid-19 ha sido mucho menos intensa que en olas pasadas gracias a la vacunación. En diciembre, el 92,8% de la población disponía de una dosis, el 91,7% con dos e incluso el 41,3% también con la de refuerzo. Además, se comenzaba a inocular la vacuna pediátrica.

Tras la resaca navideña la incidencia acumulada superó todos los máximos de la pandemia y alcanzó los 6600 casos el 9 de enero. Sin embargo, esa presión en la incidencia no se ha trasladado de manera proporcional a la presión hospitalaria, que aunque se mantiene tensionada no está como al comienzo de la pandemia. El punto más crítico de las UCIs llegó el 3 de enero con 132 personas graves y el de hospitalizaciones convencionales el 7 de enero con 706 personas ingresadas en planta.

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